Hace muchos años en el bosque había un oso perezoso, un zorro que tenía mucho oro, y un castor trabajador. El oso no hacía casi nada, el castor era diligente y siempre trabajaba, y el zorro usaba su oro para comprar cosas y nunca trabajaba. Los animales siempre se quejaban de sus problemas. El oso decía, «Yo cojo solamente los pescados enfermos y muertos.» El zorro se quejaba, «¡Qué robo! Es una estafa», cuando él compraba sus compras. El castor siempre decía «No tengo tiempo para estar con mi familia ni descansar y no es justo. El oso es perezoso y él no hizo nada, el zorro es muy rico y él no hizo nada, pero ellos siempre tienen tiempo para descansar. ¡No es justo!»
Un día había un problema, el castor construyó una presa en el arroyo. Todos los animales salieron del arroyo abajo el nuevo estanque, excepto el zorro y el oso. El zorro no tenía personas para pagar por hacer cosas. El oso no tenía un lugar en que buscar por los pescados lentos. Los dos no tenían agua ni comida. El zorro dijo, «no voy a hacer nada, es debajo de mi dignidad. Yo puedo encontrar una salida con mi oro. Nunca me fallaba antes de ahora.» El oso dijo, «no voy a hacer nada, es demasiado trabajo. Yo puedo encontrar una salida si yo espero. No es un problema si yo no la me dije.» El castor miró sádicamente a los dos y pensó, «el perezoso quiere y no quiere al mismo tiempo.»
Se pasaron unos días y ellos estaban al punto de morir. El zorro todavía consideraba solamente su dignidad. El oso todavía temió de trabajo duro. Los dos al final reconocieron la realidad de la situación. Antes el zorro no quería ayudar un holgazán y el oso no quería ayudar a un esnob, pero ellos pensaban en una idea. Ellos iban a comer el castor trabajador y destruir la presa. El zorro planeó la misión para forzar el oso perezoso a trabajar por que el zorro prometió a dar el oro después del hecho. Ellos trabajaron duro uno al otro y planearon el ataque. Últimamente ellos estaban listos. El zorro tenía un refrán, «a más honor. Más dolor.» Mientras tanto el castor podía por fin descansar o lo pensó. Los dos rodearon al castor y lo prepararon para comer. Normalmente el castor no probaba sabroso pero el hambre es la mejor cocina. Ellos destruyeron la presa y el arroyo empezó a otra vez. El zorro y el oso vivieron más valiosos que antes. El oso cogió pescados sanos y fuertes. La moralidad por los castores es «nunca confíe en un zorro hambriento.» Más importante es el oso perezoso aprendió «no hay sustituto para el trabajo duro y el esmero.»